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Onomásticos (personas, familias e instituciones)

FÁBRICA DE CERVEZAS MAHOU

  • Entidad colectiva
  • 1850 -
  1. Origen de la empresa (1850-1910)

Las actividades empresariales de la familia Mahou comienzan en 1850 con la llegada a Madrid de Casimiro Mahou Bierhans, empresario nacido en Lorena, hijo de Nicolás Mahou y Anne Bierhans, y la puesta en marcha de una fábrica de decoración y venta de pinturas denominada Las Maravillas.

En 1859 Casimiro Mahou abandona la empresa anterior y constituye la empresa familiar El Arco Iris: Gran fábrica de Colores al Temple y al Oleo, situada en la Plaza del Limón, a cuyo frente se sitúa hasta su fallecimiento en 1875, momento en que la dirección de la misma pasa a su esposa Brígida Solana y a sus 5 hijos Alfredo, Mª Luisa, Luis, Enrique y Carolina, con la nueva denominación de Fábrica al Vapor de Colores, Barnices y Hielo Fábrica de Cerveza Viuda e Hijos de Casimiro Mahou.

La factoría cuenta con una gran diversidad de productos (pinturas, tintes, barnices, hielo y cerveza), si bien, pronto destaca en la fabricación de cerveza y barras de hielo, que distribuye a clientes ubicados en Madrid y alrededores. El resto de mercancías queda desde entonces en un segundo plano, hasta que en las primeras décadas del siglo XX se abandona la producción de colores y barnices.

El 30 de octubre de 1889 los hermanos Mahou Solana constituyen una Sociedad Regular Colectiva denominada Hijos de Casimiro Mahou, ubicada en la calle Amaniel nº 29 de Madrid, en los terrenos de la casa familiar situada junto a la Plaza de las Comendadoras y el Cuartel del Conde Duque.

El edificio se construye entre 1891 y 1894 siguiendo los planos del arquitecto Francisco Andrés Octavio, con fachada en estilo neomudejar, característico de las construcciones industriales madrileñas de finales del siglo XIX. Apenas cinco años después se acometen entre los años 1899 y 1900 las primeras reformas por parte del arquitecto José López Sallaberry, a las que se sumarían otras obras y ampliaciones durante las primeras décadas del siglo XX.

Se contrata al maestro cervecero Konrad Stauffer Ruckert y se importan desde Alemania innovadoras soluciones técnicas como un compresor de refrigeración, de reciente invención, los proveedores de las cubas de fermentación, las bodegas de conservación y las maquinas embotelladoras.

La nueva fábrica comienza a funcionar el 1 de febrero de 1891, con la elaboración de cerveza tipo Pilsen. El agua empleada en la fábrica procede de la distribución canalizada que ofrecía desde hace poco el recién inaugurado Canal de Isabel II, el lúpulo del tipo lagerbierhöpfen, difícil de cultivar en los campos españoles, se importaba desde las cercanías de la ciudad de Nuremberg, mientras que la malta se traía desde los campos de Aranjuez.

En marzo del mismo año comienza la comercialización de la cerveza, desde la misma fábrica y desde una sucursal principal situada en la calle Jacometrezo. Se diferencia entre la tarifa de la botella normal, cuyo producto perdía calidad al someterse a largos procesos de almacenaje, y la de la botella pasteurizada, en cuyo caso aumentaba un 20% su coste pero el vidrio adquiría una mayor consistencia y permitía mantener la calidad del producto una vez envasado.

La obtención de varios premios internacionales – Medallas de Oro a la calidad en Bruselas en 1897 y 1907 y en Paris en 1900- procura a la cervecera Mahou una publicidad necesaria para el aumento del mercado nacional, mas acostumbrado al consumo de vinos y anises que al de cerveza.

En 1900 la familia se decide a la constitución de una segunda fábrica en Gibraleón (Huelva), con la idea de abrir un nuevo mercado destinado a las poblaciones mineras de la zona. Su dirección corresponde a Casimiro Mahou García (1881-1943), nieto del fundador, hijo de Alfredo Mahou Solana y Ana García Santamaria. Años más tarde su tío Luis Mahou Solana se hace con la parte de la fábrica correspondiente a sus hermanos y se convierte en Luis Mahou y Solana. El proyecto fracasa en 1912 debido al alto precio del producto y la baja demanda.

Otros proyectos similares fueron los de las factorías de Novelda, a finales de los años 20, y Orense, conocida como Cervezas San Martín.

  1. Desarrollo empresarial: la figura de Casimiro Mahou García (1910-1943)

En torno a 1910 Casimiro Mahou García se traslada a Madrid y se sitúa al frente de la fábrica de Amaniel, dando inicio a la etapa de consolidación del negocio cervecero.

Se produce una mejora del equipamiento industrial que repercute en la mejora del vidrio de los envases, evitando el elevado número de botellas que quedaban inservibles durante le proceso de llenado, rellenado y pasteurización.

Al mismo tiempo la demanda de cerveza experimenta una notable subida en el mercado nacional, consecuencia de la bonanza económica española que se produce ante la neutralidad del país durante la Primera Guerra Mundial.

Este hecho ventajoso para el mercado, provoca numerosos inconvenientes en la distribución del producto, puesto que inicialmente es el transporte por ferrocarril el medio más extendido de hacer llegar el producto a los clientes. Se producen en esta etapa múltiples retrasos de los proveedores en la llegada de materias primas para elaborar el producto como reclamaciones por parte de los clientes habituales de la Cervecera.

Este problema se intenta solventar mediante la sustitución del transporte ferroviario por el de carretera, equipando a la empresa con camiones que se encargaron de la distribución del producto desde la propia fábrica hasta el cliente (bares, hoteles, cafeterías, etc).

Es también una etapa de mejoras laborales para los trabajadores, en parte motivado por la legislación en la materia emprendida durante la Dictadura de Primo de Rivera y por el interés demostrado por Casimiro Mahou, como la contratación de un médico y un farmacéutico, la creación en 1921 del Montepío Mahou, y la formación en 1924 del Club Deportivo Mahou, equipo de futbol integrado por directivos, trabajadores y clientes de la cervecera.

También se producen mejoras en la presentación del producto. En 1922 se abandona el tapón de corcho y se implanta el sistema de “tapones corona” y se inicia la diferenciación entre las botellas de color azul para la cerveza de tipo Munich y las de color rojo para las de tipo Pilsen.

En el ámbito tecnológico, instala en 1923 por primera vez en España el sistema de “cajas de Germinación Saladin” para la malta (todavía empleadas hoy en las mayores cerveceras del mundo) y construye en 1926 una maltería junto a la fábrica de Amaniel, que llevaba la malta mediante un sistema de transporte neumático a la fábrica matriz.

La figura de Casimiro Mahou García abarca un ámbito más allá de la propia dirección de la Fábrica de Cervezas Mahou: en 1922 y 1925 promueve la creación de la Asociación y Gremio de Fabricantes de Cerveza de España, de la que fue Presidente, consiguiendo la unificación del sector y la puesta en práctica de medidas para mejorar tipos de cultivo, tipificación de envases, etc.

En 1931 fue elegido Presidente de la Cámara de Industria de Madrid, cargo que ostento hasta su fallecimiento en 1943. Fue también Presidente del Consejo Superior de Cámaras en 1936.
A principios de los años 30 funda, junto a Rafael Salgo Cuesta, el Banco Mercantil e Industrial, del que llegó a ser vicepresidente en 1943 cuando se inaugura su nueva sede situada en la calle Alcalá 55 (hoy Alcalá nº 31).

Por último mencionar que ocupó los cargos de vicepresidente de Telefónica de Tánger y consejero del Banco Vitalicio de España.

Durante la Guerra Civil el proceso de desarrollo se paraliza, cayendo en una crisis de la que no lograría recuperarse hasta mediados de los años 50

El inicio de la Guerra sitúa a Casimiro Mahou y a parte de la familia en el balneario de Altzola (Guipuzcoa), mientras que en Madrid se produce la incautación de la fábrica de Amaniel por un Consejo Obrero, que respetó la vida de Alfredo Mahou de la Fuente, primogénito de Casimiro, al enviarle al extranjero en busca de proveedores de lúpulo para la factoría.

La producción decae por falta de consumo y materias primas. El 15 de junio de 1940 se produce un cese de producción, debido a las trabas de aprovisionamiento decretado por el Servicio Nacional del Trigo, los cortes de luz y agua, y la falta de combustibles, lo que obligo a recurrir a carros tirados por mulas para la entrega de mercancías a los clientes.

El 4 de junio de 1943 fallece Casimiro Mahou García en su finca “La Viña” de Valdemorillo (Madrid), como consecuencia de una enfermedad renal.

  1. La crisis de los 40 y el auge de los 50 a los 70: los Mahou y los Gervás (1943-1980)

Tras el fallecimiento de Casimiro Mahou, el capital de la empresa se reparte entre sus dos hijos, Alfredo y Carlos, y su hermana Margarita Mahou García.

Alfredo Mahou de la Fuente, licenciado en derecho, asume labores directivas en la empresa, lo que compagina con otras actividades relacionadas con la política (concejal del Ayuntamiento y delegado de Abastos, Mercados y Mataderos; Jefe de la Sección Sindical de Cerveza y Malta; y con el tiempo presidente honorario de la Cámara de Industria de Madrid y presidente del Consejo Superior de Cámaras), el mundo empresarial (consejero de Azucarera Española Americana, Mutua Madrileña Automovilística, Hijos de Juan Rodríguez o Agua de San Roque), y su afición por la fotografía, lo que le llevó a montar un estudio fotográfico en las propias instalaciones de la cervecera.

Junto a el su hermano Carlos, se encargaba de la supervisión y dirección de los aspectos técnicos de la producción.

Además se produce la entrada en escena de la familia Gervás, tras el matrimonio entre Ana Carolina Díez Mahou –Hija de Margarita Mahou García, fallecida en 1949- , y Gregorio Francisco Gervás Cabrero, que venía ejerciendo las labores de abogado-procurador y director gerente de la sociedad Hijos de Casimiro Mahou SRC.

Son los años duros de la posguerra, en los que la escasez de materias primas como la malta y el lúpulo, el fuerte intervencionismo estatal en cualquier aspecto de la producción y el bajo consumo por la precariedad en que vive la sociedad española hacen incluso peligrar la continuidad de la cervecera.

Para hacer frente a estas dificultades, se acude al mercado nacional para el abastecimiento de materias primas, iniciándose el cultivo de lúpulo en campos de la provincia de León, lo que reducía la dependencia exterior, y al mismo tiempo se recurre a la importación de cebada desde Argentina, país afecto al régimen franquista que no dudo en abrir su vasto mercado para aprovisionamiento del país.

A mediados de los años 50 se produce un aumento en la demanda nacional llegando en la década de los sesenta a cuadruplicar las cifras iniciales: el consumo de cerveza se incorpora como costumbre en la sociedad española, a lo que se suma el auge del turismo en las costas, demandada en este caso por turistas extranjeros (alemanes, británicos) consumidores frecuentes de la misma.

En 1957 la compañía se transforma en Sociedad Anónima, si bien las ramas Mahou y Gervás mantienen el mayor paquete accionarial de la misma.

Se crea la Asociación Nacional de Fabricantes de Cerveza de España (ANFACE) y se pone en marcha la primera Escuela Superior de Cerveza y Malta en España.

El constante aumento de la demanda de cerveza por le mercado nacional conducen a la Empresa a la construcción en 1962 de una nueva fábrica, bajo la dirección de Antonio Nolasco Fernández, que se sitúa en los terrenos del Paseo Imperial de Madrid, con una maquinaría española proporcionada por la casa Seeger diseñada para producir medio millón de hectolitros anuales, llegando al millón en la década de los setenta.
La nueva fábrica, no sólo se producía cerveza, sino que disponía de instalaciones para los trabajadores como vestuarios, comedores, colegio de formación profesional, biblioteca y servicio médico.

La empresa continúa su política de innovación en la producción, esta vez mediante la introducción del barril de aluminio en sustitución de los tradicionales de madera; la embotelladora automática; la etiqueta vitrificada; y la renovación del parque de camiones para lograr una amplia red de transporte que ocupase todo el territorio nacional.

En 1964 se produce el fallecimiento de Gregorio Francisco Gervás, tras el cual su viuda Ana Carolina Díez Mahou y su hijo Germán Gervás Díez reciben al parte proporcional de las acciones de la empresa, y con ello el cierre de la vieja fábrica de la calle Amaniel, trasladando toda la producción a la nueva fábrica del Paseo Imperial.

En 1969 se lanza la marca más emblemática Mahou Cinco Estrellas que se envasa en botellas de 1/3 (rubia y negra). Su diseño fue idea del maestro cervecero alemán Otto Greil, discípulo de Konrad Stauffer. El envase no era retornable y en 1971 pasó al mercado en envase de lata

En 1978 fallece Alfredo Mahou y un año más tarde su hermano Carlos, tras lo cual Germán Gervás Díez es nombrado Presidente de Mahou.

Por último señalar que en 1988 se inicia la compra de terrenos en Alovera (Guadalajara) destinados a la construcción de una nueva factoría que entrará en funcionamiento en 1993, bajo la presidencia de José Antonio Herráiz.

MARTÍNEZ DE BOURIO BALANZATEGUI, JUAN MARÍA

  • Persona
  • 1917-2008

Juan María Martínez de Bourio Balanzategui nace en Bilbao el 19 de enero de 1917, siendo un niño pierde a su madre y se traslada con su padre Leoncio Martínez de Bourio Sánchez, a Sevilla, donde vivió hasta que tuvo 12 años.
Su padre era un hombre educado en las más estricta disciplina y extremadamente religioso, pero tenía un talante liberal y siempre le llevaba con él desde muy joven, al teatro. En 1929 fue el último año que pasó en la capital andaluza, durante la Exposición Iberoamericana, vio bailar a “La Macarrona” y a “La Malena”, quienes le impactaron, naciendo así su afición por el arte.
Al terminar los estudios de bachillerato, se traslada a Madrid para estudiar Filosofía y letras. Durante su estancia en Madrid repartía su tiempo entre los estudios y los temas artísticos, entrando en contacto con diferentes personas, entre ellos el pintor Morcillo. En 1933, con 16 años vio actuar a Antonia Mercé “La Argentina”, en el Teatro Calderón, que confirmo la atracción que siempre había sentido por el arte.
En 1934 comienza a estudiar Derecho y segundo de Filosofía, en el Colegio de la Abadía del Sacromonte, situado en Granada –Centro universitario en el que se estudiaba derecho, teología y filosofía-, debido a que su padre no estaba convencido de que siguiera estudiando en Madrid. Su contacto con el mundo artístico, a pesar de estar en un colegio interno, continua. Allí interpreta a San Francisco Javier en la obra “El Divino Impaciente” de José María Pemán.
Pasa los veranos en Melilla junto a su padre, durante los cuales interviene en funciones del teatro universitario, donde conoce a Federico García Lorca a través de pintor Morcillo. Es en esta ciudad donde le sorprende la Guerra por lo que debe trasladarse al frente.
Terminada la Guerra, ingresa en la Academia de Artillería de Segovia, donde continua con su actividad artística. Junto a otros de sus compañeros, en la fiesta de Santa Bárbara estrenan un sainete andaluz escrito por él. En 1945 deja la Academia militar y vuelve a Madrid.
En Madrid se instala en una casa en la Plaza Ramales, propiedad de unos parientes lejanos y se dedica por completo a lo que verdaderamente le gustaba, que era el terreno artístico.
En 1948 se matrícula en el “Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas”, donde tuvo como compañero Juan Antonio Bardem y Luis García-Berlanga, entre otros.
Entra a trabajar con José Pérez Clavet, dueño de una distribuidora de cine, donde ocupa el cargo de apoderado general de la empresa. Tras decretarse en suspensión de pagos, la Junta de Acreedores le nombró liquidador de los bienes de la compañía, entre los que había un almacén en la calle de la Montera, 24 (Madrid), que en la liquidación le tocó a él.
Es entonces cuando Honorio Fernández Riesgo, administrador y socio de Antonio “El Bailarín”, le pide a Juan María Martínez de Bourio Balanzategui que transforme el almacén en un estudio de danza, para que la compañía pudiese ensayar. Además de Antonio, trabajaron otras compañías, como la de Soledad Miralles, Teresa y Luisillo, Rafael de Córdova y el maestro Solano, quien tuvo un estudio para ensayar con Sara Montiel “El último cuplé”.
En 1953 se convierte en administrador de la Compañía de Teresa y Luisillo, con los que trabaja durante seis años, durante los cuales tiene la oportunidad de conocer a los más importantes agentes de espectáculos del momento (Irene Lidova y Boris Trailine, de París; Sol Hurok y Lividins, de Nueva York; así como con los responsables del Teatro de la Monnaie y el Teatro des Beaux Arts, de Bruselas).
Dos años antes de dejar la Compañía de Teresa y Luisillo, alquila un local en la C/ Amor de Dios y habilita ocho estudios, cinco en la planta de arriba y tres abajo, donde ensaya, en sus comienzos, el Ballet Nacional Español, dirigido por Antonio Gades.
En los años sesenta, en su faceta profesional como agente de espectáculos, consigue traer a España a grandes representantes de la danza europea, entre los que destaca la compañía de ballet de Maurice Bejart.
Los Estudios Amor de Dios se convierten en un referente: por allí pasan grandes figuras del mundo de la danza y del flamenco, incluida la escuela bolera: María Magdalena “La bailarina con los pies de seda”, Rosario, Antonio Gades, Tomás de Madrid, La Tati, Manolete, Paco Romero, Merche Esmeralda, Carmen Cortés, etc.
Además, pasa a ocupar el puesto de gerente del Teatro de la Zarzuela, dirigido por Lola Rodríguez de Aragón que se hace cargo del mismo tras la reforma efectuada por la Sociedad General de Autores. En este periodo destacan las actuaciones de Maurice Bejart y María Callas.
A partir de 1974 es nombrado Comisario Delegado del Teatro Monumental de Madrid, Gerente del ballet del Festival Internacional de Segovia y Director General del Ballet Nacional Festivales de España, por lo que decide darse de baja como agente de espectáculos.
Entre 1977 y 1980 ocupa el puesto de Director Gerente del Ballet Clásico Español, formado en el seno de los Ballets Nacionales de España.
Tras su retiro de la actividad pública se dedica exclusivamente a la organización de sus estudios y a la academia de baile Estudios Amor de Dios. Únicamente conserva la asesoría del ballet del Festival Internacional de Segovia, del que fue sería gerente durante catorce años.
En 1993 el Ministerio de Cultura concedió la Medalla de Plata al Mérito de las Bellas Artes (Artes Escénicas y Música) a Estudios de Danza Amor de Dios.
Fallece el 6 de abril de 2008, a los 91 años de edad.

DUCADO DEL INFANTADO

  • Entidad colectiva

La totalidad de documentos que configuran este fondo se refieren a los documentos producidos y reunidos por la Casa ducal del Infantado en el ejercicio de dos funciones propias de los grandes linajes españoles durante el Antiguo Régimen:

  • Jurisdicción de señorío, aplicable en este caso al antiguo señorío, y luego condado, del Real de Manzanares
  • Patronazgo de obras pías, ejercido sobre el Hospital de San Salvador de Buitrago de Lozoya.

Es por ello que la historia institucional que se relata a continuación se refiere a estas dos instituciones: condado del Real de Manzanares y Hospital de San Salvador.

CONDADO DEL REAL DE MANZANARES

El Real de Manzanares fue una denominación acuñada por Alfonso X el Sabio en 1275 para dar nombre a un amplio territorio perteneciente al Reino de Castilla, situado entre las comunidades de villa y tierra de Madrid y de Segovia, y que hoy forma el límite noroeste de la actual Comunidad de Madrid

Si en un principio los límites de este territorio son poco definidos, pronto las rencillas sobre su jurisdicción y el aumento de población en la zona, permiten la configuración de este espacio.

Formaron parte del condado del Real de Manzanares las siguientes villas y lugares: Alpedrete, Becerril, Cerceda, Cercedilla, Chozas (Soto del Real), Colmenar Viejo, Colmenarejo, Collado Mediano, Galapagar, Guadalix, Guadarrama, Hoyo de Manzanares, Los Molinos, Manzanares, Moralzarzal, Navacerrada, Porquerizas (Miraflores de la Sierra), Torrelodones y Villalba .

Durante los siglos XII al XIV dos hechos caracterizan la historia institucional del llamado Real de Manzanares: el enfrentamiento entre las villas de Madrid y Segovia por los derechos de uso y aprovechamiento del lugar; y los continuos cambios de jurisdicción, de realengo a señorío, en función de las necesidades de la Corona.

Para ello debemos tener en cuenta que este amplio territorio de la Corona estaba formado en su mayoría por terrenos montañosos, frondosos bosques, cursos de agua y ricos pastos, lo que suponía para una villa agrícola y urbana como Madrid una fuente de ingresos para sus pobladores dada la abundancia de leña y caza, así como una forma de expansión urbana frente a la poderosa Toledo que dominaba los limites Este y Sur de la comunidad de villa y tierra de Madrid; por su parte, para la villa ganadera de Segovia, el control de los pastos de la sierra situada al Sur suponía el motor de expansión de su ya pujante cabaña trashumante.

La Corona había ido concediendo ciertos privilegios a las villas con el fin de que se repartiera el uso y aprovechamiento de los recursos naturales de la zona, (1150 y 1176 para Madrid y 1208 para Segovia) pero a mediados del siglo XIII el enfrentamiento entre ambas villas se agudiza. Una y otra exponen de forma reiterada ante los tribunales reales los privilegios y derechos obtenidos de anteriores monarcas, dando lugar a un largo conflicto jurisdiccional que se agudiza en momentos puntuales.

En 1275 Alfonso X deslinda de manera definitiva los términos del Real de Manzanares y la Tierra de Madrid, estableciendo que sobre el primero tanto Segovia como Madrid disfrutaran de los derechos de explotación económica.

Segovia siguió repoblando, por lo que las tensiones se mantuvieron entre la Segovia ganadera y el Madrid agrícola.

De nuevo en 1345 el conflicto llega a la Corona, cuando el Concejo de la Mesta, creado en 1273, expone ante Alfonso XI que los vecinos de Madrid han cerrado varias cañadas impidiendo el libre paso del ganado, el rey falla a favor de Madrid y lo mismo vuelve a ocurrir en 1357 y 1378.

La solución del conflicto para la Corona viene dada mediante la cesión definitiva de la jurisdicción del territorio a la Casa de los Mendoza, lo que significó para madrileños y segovianos la necesidad de llegar a acuerdos puntuales con un poder señorial que de forma arbitraria manejaría por medio de concordias el uso y aprovechamiento de los recursos de la zona.

El segundo de los hechos apuntados se refiere a los notables cambios de jurisdicción que experimenta al territorio durante el siglo XIV, ya que si bien la Corona mantenía su jurisdicción sobre el mismo, en ocasiones, y según las necesidades políticas o familiares del monarca, pasó a convertirse en territorio de señorío vinculado a la familia real.

De esta forma, el Real se convierte en señorío-infantazgo, en manos de diversos miembros de la familia real: el infante don Enrique, don Alonso de la Cerda, don Juan de la Cerda, doña Leonor de Guzmán, don Fernando de Aragón; don Juan de Portugal, fueron, en algún momento, señores del Real de Manzanares.

Esta trayectoria se rompe con la aparición de la figura de Pedro González de Mendoza (1340-1385), mayordomo mayor y capitán de los ejércitos de Juan I de Castilla, que recibe en 1383 de manos del rey el señorío del Real de Manzanares, en poder de don Juan de Portugal desde 1380.

Pero será tras la batalla de Aljubarrota de 1385, donde por salvar al monarca pierde la vida Pedro González de Mendoza, cuando por agradecimiento al sacrificio realizado, el rey conceda a título póstumo a su fiel mayordomo la condición de mayorazgo, dado en herencia por primogenitura a su hijo Diego Hurtado de Mendoza (1367-1404) y posteriormente a su hijo Iñigo López de Mendoza (1398-1458) conocido en el mundo literario como el Marqués de Santillana.

El 8 de agosto de 1445 Juan II de Castilla otorga al citado Iñigo López de Mendoza el título de conde del Real de Manzanares, por su actuación destacada en la batalla de Olmedo.

La concesión de este nuevo título, al que se asocian además los de marquesado de Santillana y señorío de Hita y Buitrago, vino a aumentar la importancia y poder territorial del linaje de los Mendoza, familia señorial de origen vasco procedente del lugar de Mendoza (Álava) que comienza a acumular poder y riqueza durante el siglo XIV tras ponerse al servicio de los reyes de Castilla en la causa de la Reconquista.

El 22 de julio de 1475 los Reyes Católicos conceden a Diego Hurtado de Mendoza, II conde del Real de Manzanares, el ducado del Infantado y, asociado a éste título, el condado de Saldaña, para que lo ostentarán los herederos del ducado. En 1520 el título de duque del Infantado recibe la categoría de Grandeza de España de clase inmemorial, razón por la cual se convierte en nomenclatura del linaje que pasa a denominarse Casa del Infantado.

Señalar que, desde su origen hasta el momento actual la titulación de conde del Real de Manzanares se ha mantenido asociado al linaje de la Casa del Infantado.
Se indica a continuación, los nombres, fechas en que lo ostentaron y ordinal que recibieron los titulares del ducado del Infantado y condado del Real de Manzanares desde su origen hasta la actualidad:
Nombre y apellidos

Período

Título
Iñigo López de Mendoza y de la Vega 1445-1458I conde del Real de Manzanares Diego Hurtado de Mendoza y de la Vega1458-1479II conde del Real de Manzanares
I duque del InfantadoIñigo López de Mendoza y de la Vega1479-1500III conde del Real de Manzanares
II duque del InfantadoDiego Hurtado de Mendoza de la Vega y Luna 1500-1531IV conde del Real de Manzanares
III duque del InfantadoIñigo López de Mendoza de la Vega y Pimentel 1531-1566V conde del Real de Manzanares
IV duque del InfantadoIñigo López de Mendoza de la Vega y Luna1566-1601VI conde del Real de Manzanares
V duque del InfantadoAna de Mendoza de la Vega y Luna1601-1633
VII conde del Real de Manzanares
VI duquesa del InfantadoRodrigo Díaz de Vivar Sandoval y Hurtado de Mendoza1633-1657VIII conde del Real de Manzanares
VII duque del InfantadoCatalina Gómez de Sandoval y Mendoza1657-1686
IX conde del Real de Manzanares
VIII duquesa del InfantadoGregorio de Silva y Mendoza1686-1693X conde del Real de Manzanares
IX duque del InfantadoJuan de Dios de Silva y Haro1693-1737XI conde del Real de Manzanares
XI duque del InfantadoMaría Francisca de Silva Hurtado de Mendoza1737-1770XII condesa del Real de Manzanares
XI duquesa del InfantadoPedro Alcántara Álvarez de Toledo y Silva1770-1790XIII conde del Real de Manzanares
XII duque del InfantadoPedro Alcántara de Toledo y Salm-Salm1790-1841XIV conde del Real de Manzanares
XIII duque del InfantadoPedro de Alcántara Téllez-Girón y Beaufort Spontin1841-1844XV conde del Real de Manzanares
XIV duque del InfantadoMariano Téllez-Girón y Beaufort Spontin1844-1882XVI conde del Real de Manzanares
XV duque del InfantadoAndrés Avelino de Arteaga y Silva1882-1915XVII conde del Real de Manzanares
XVI duque del InfantadoJoaquín Ignacio de Arteaga y Echagüe1916-1947XVIII conde del Real de Manzanares
XVII duque del InfantadoIñigo de Arteaga y Falguera1948-1997XIX conde del Real de Manzanares
XVIII duque del infantadoIñigo de Arteaga y Martíndesde 1997XX conde del Real de Manzanares
XIX duque del Infantado

La implantación desde 1383 del mayorazgo sobre gran parte del territorio del Real de Manzanares supuso la cohesión económica y la preservación patrimonial del linaje de la Casa de los Mendoza –que desde 1520 adoptan para su linaje la denominación de Casa del Infantado-, puesto que el titular del mismo únicamente disponía de las tierras y bienes vinculados o amayorazgados en régimen de usufructo, sin poder enajenar su propiedad, que debía pasar, una vez fallecido su titular y siguiendo el principio de primogenitura, al hijo mayor del mismo.

El proceso de formación del señorío patrimonial se completa, además del primitivo mayorazgo, con otras vías empleadas habitualmente por las grandes casas nobiliarias castellanas durante los siglos XV al XIX para incrementar su control territorial: concesión de mercedes reales otorgadas por los servicios prestados a la Corona; compras; trueques; y política matrimonial.

Generalmente estas tierras se explotaban mediante contratos de arrendamiento a corto plazo establecidos entre el señor y sus vasallos, lo que permitía actualizar las rentas obtenidas en función de las necesidades económicas del señor y mantenía a los arrendatarios en condiciones precarias.

A ello se suma el ejercicio del poder político del señor sobre sus vasallos, o lo que se ha denominado “señorío jurisdiccional”, que se manifiesta en dos aspectos esenciales: ejercicio del poder gubernativo y judicial en el territorio del señorío e imposición de tasas y rentas personales.

Respecto al primero, se manifiesta fundamentalmente en la configuración de instituciones judiciales y administrativas propias que permiten al señor el control absoluto del territorio y de sus vasallos.

La administración señorial estaba formada por:

  • Un consejo señorial, cuyos consejeros, a semejanza de los consejos reales, ejercen como tribunal de apelación de las justicias territoriales señoriales y como asistentes del señor en cualquier tema de gobierno interno del señorío.

  • Administraciones territoriales, formadas por una compleja red de delegados señoriales (criados, mayordomos) que ejercen funciones políticas y judiciales en primera instancia en las circunscripciones determinadas en su nombramiento.

  • Además, el señor interviene e incluso nombra determinados oficios y cargos concejiles de las villas y lugares sometidos a su jurisdicción como los de alcaldes mayores, regidores, oficiales y escribanos.

  • Por otra parte, la percepción de tasas y rentas señoriales obedece a diferentes conceptos y tienen su origen en los antiguos privilegios y mercedes concedidas por los monarcas, además de la imposición por libre albedrío con la que actuaron algunos de los titulares del señorío.

  • En el caso que nos ocupa destacaban las rentas producto del uso de monopolios señoriales (molinos, renta de la nieve); y las determinadas por la circulación y comercialización de bienes en su territorio (portazgos, pontazgos, derechos de travesía y paso de ganados, alcabalas y tercias).

  • El afianzamiento del régimen señorial en el territorio del Real de Manzanares no supone la remisión de la conflictividad, sino que, por el contrario, se produce durante los siglos XVI al XVIII un aumento de los litigios en la zona en los que participan diferentes actores:

  • Litigios entre los condes y la villa de Madrid por la jurisdicción de ciertos territorios.Conflictos entre los condes y los concejos del Real de Manzanares por la usurpación de comunales que disfrutaban las villas y por la recepción de rentas señoriales.Litigios entre las propias villas que forman el Real de Manzanares por hacerse con el uso exclusivo de los derechos de pesca, caza o recolección de leña y carbón en un determinado territorioPleitos por cuestiones dinásticas protagonizados por determinados miembros de la Casa del Infantado.

  • La abolición del régimen señorial se inicia con el Decreto de 6 de agosto de 1811, que si bien no pudo ponerse en práctica por la reacción absolutista de Fernando VII, motivó que muchos campesinos y concejos dejarán de pagar tasas y rentas señoriales.

  • En 1823 se produce un nuevo intento de aplicación, silenciado de nuevo por la reacción del monarca que restituye a los señores el derecho de percepción de rentas sin necesidad de acreditar la legitimidad de las mismas.

  • Finalmente la Ley de 26 de agosto de 1837 establece una diferenciación interna entre señorío jurisdiccional, cuyas arcaicas manifestaciones y formas deben ser abolidas, y señorío territorial o solariego, que podía convertirse, tras la oportuna acreditación, en propiedad privada.

  • La puesta en práctica de la citada legislación correspondía a los Juzgados de Primera Instancia, lo que motivó el inicio de largos y farragosos procesos judiciales en los que los señores debían presentar los títulos y documentos que acreditasen sus derechos, fijándose en las sentencias el cese de la tributación motivada por jurisdicción y vasallaje, y el paso del señorío solariego a propiedad particular.

  • HOSPITAL DE SAN SALVADOR

  • El Hospital de San Salvador fue fundado en 1455 por Iñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana, conde del Real de Manzanares, y señor de las villas de Hita y Buitrago, según consta en el codicilo añadido a su testamento otorgado en Jaén el 5 de junio de 1455 , por el que dispone la edificación en la villa de Buitrago de una iglesia con dos capellanías y una casa para hospital de pobres, dotada con 20.000 maravedís.

  • Se trataba de un hospital de mecenazgo y patronato nobiliario, acorde con el modelo de institución benéfica renacentista que comenzaba a formalizarse en la Península y que muestra el interés de la familia Mendoza por este tipo de obras fundadas a lo largo de sus extensos dominios y señoríos, entre los que se encontraba la villa de Buitrago.

  • La función de patronato de la Casa del Infantado se mantiene incluso en la actualidad, puesto que, si bien el edificio del antiguo Hospital es derribado tras la Guerra Civil, la actividad asistencial desarrollada por éste se continua en la Fundación Hospital de San Salvador, presidida por Iñigo de Arteaga y Falguera, XVIII duque del Infantado, cuya principal manifestación es la creación en el municipio de Buitrago de la residencia de mayores “Marqués de Santillana” y de la Escuela de Oficios Manuales “San Francisco de Asís”.

  • Señalar que el antiguo edificio era de planta rectangular, limitado por la iglesia, un huerto, y el cementerio para los que allí morían adosado a la muralla. Organizado en torno a un patio rectangular, a partir del cual se levantaban dos plantas superpuestas en las que se ordenaban las diversas estancias -enfermerías, salas de hospedaje, salas de alojamiento común y cocina en la planta baja y viviendas y salas para el rector y sirvientes en la planta alta-.

  • La Iglesia era amplia, de tres naves, cuyo acceso se realizaba desde la plaza del castillo, a través de una puerta gótica sencilla, que hoy, algo trasformada, se conserva en la fachada de la actual residencia de mayores. Contaba en su interior con el retablo de los Ángeles, obra de Jorge Inglés realizada en 1455 para decorar la capilla mayor, hoy expuesta en las salas del Museo del Prado, y con un techo de artesonado mudéjar, que hoy cubre el altar mayor de la iglesia parroquial de Santa María en la propia localidad de Buitrago de Lozoya.

  • La obra inicial del marqués de Santillana fue continuada durante la segunda mitad del siglo XV por su hijo, Diego Hurtado de Mendoza, I duque del Infantado, quien consigue para el Hospital determinados privilegios concedidos por la sede pontificia, así como la dotación de una serie de beneficios y rentas eclesiásticas sobre determinadas parroquias de las diócesis de Toledo.

  • Por escritura de 25 de enero de 1500, Iñigo López de Mendoza, II duque del Infantado, confirma la fundación del Hospital y otorga unos estatutos y constituciones que determinan su funcionamiento: 18 camas para asistencia a los enfermos pobres y comida y medicinas para 6 pobres de fuera; la figura del rector, al que otorga unas amplias competencias de obligado cumplimiento (reparar la iglesia, llevar y rendir cuentas a los patronos e inventariar los bienes); dos capellanes y un mayordomo; existencia de botica y enfermería, etc.

  • Destacar el capítulo que dedica en las citadas ordenanzas a la custodia de los documentos, que justifica como forma para evitar la pérdida de los títulos de fundación motivada por la negligencia de anteriores rectores, estableciendo que se elabore un arca con dos cerraduras en la que se guarden todas las bulas y escrituras pertenecientes al Hospital, una de las llaves corresponde al mayordomo y la otra al alcaide del alcázar de Buitrago, lugar en el que, previsiblemente, se guardó el arca.

  • Además ordena que de la citada escritura se hagan dos copias: una de ellas se deposita en la cámara de su Casa y la otra en el arca anteriormente citada.

  • Sin embargo, tales cuidados resultan ineficaces ante la presencia de un fuego que, en torno al año 1536 destruye parcialmente la fortaleza de Buitrago afectando, sobre todo, a la torre que hacia funciones de archivo, provocando la perdida de los documentos relativos a las posesiones y derechos del Hospital de San Salvador.

  • Esta es la causa por la que la mayor parte de los documentos conservados referidos al Hospital daten de fechas posteriores al incendio, correspondiendo los anteriores a copias o legajos que se mantuvieron guardados en el archivo de la Casa del Infantado ubicado en Guadalajara.

  • Por escritura de 19 de octubre de 1546, Iñigo López de Mendoza, IV duque del Infantado, amplia las constituciones y ordenanzas dadas por su abuelo en 1500, aumentando a 10 el número de pobres asistidos diariamente en el Hospital, y estableciendo nuevas funciones contables y administrativas que corresponden al Rector (debe personarse en el Hospital durante los días de celebración de la Transfiguración del Señor; debe visitar los lugares en que se perciben rentas y beneficios; promover el arrendamiento público de las rentas vinculadas al Hospital; y ejecutar cartas de pago que reflejen los gastos del establecimiento).

  • Corresponde a los patronos el derecho de presentación del cargo de rector, o facultad de presentar personas hábiles para el desempeño del mismo, siendo potestad del obispo de la diócesis otorgar la colación o nombramiento del oficio, al tratarse de un patronato de legos.

  • El Hospital se financiaba con un conjunto de ingresos procedentes de diversas fuentes:

  • Rentas eclesiásticas: renta de 1.000 maravedís de pensión sobre la mesa capitular de Toledo; beneficios eclesiásticos sobre las iglesias parroquiales de La Guardia, Paterna de Alcaraz; préstamos en Pulgar, Paredes de Escalona, San Antolín de Toledo y Quer; diezmos sobre una heredad en Gandullas y en Pinilla.Rentas de propiedades y bienes raíces; explotación, mediante arrendamiento, del molino harinero del río Buitrago y de diversas tierras de grano y lino situadas en Buitrago y Pastrana.Rentas procedentes de censos fundados por concejos o particulares, quienes a cambio de obtener el dominio útil sobre una finca o un capital dado a préstamo, se obligan al pago de un canon anual a favor del Hospital de San Salvador.

  • En cuanto a los gastos, el capítulo más importante se destinaba a los salarios del personal, formado, además de por el rector previamente mencionado, por el vicerrector, hospitalera, criada, sacristán, médico y cirujano. Le siguen los relativos a la asistencia y curación de los pobres y enfermos (aceite, leña, tocino, jabón, especias, botica, aguardiente…) y los de mantenimiento de la Iglesia y culto (fiesta de la Transfiguración, cera y vino para misa).

  • El 30 de noviembre de 1808, se produce la entrada en la villa de Buitrago de las tropas francesas procedentes del Puerto de Somosierra, lugar en el que horas antes se había librado una de las batallas más significativas de la guerra contra el invasor y que se había saldado con la victoria del ejército napoleónico, ayudado por las fuerzas de la caballería polaca.

  • Las consecuencias para las poblaciones de la jurisdicción de Buitrago son nefastas: quema de cosechas, destrucción de casas e iglesias, y, de nuevo, destrucción de gran parte del archivo del Hospital de San Salvador, del archivo parroquial y de las escribanías numerarias.

  • Tras este episodio y durante la primera mitad del XIX el Hospital de San Salvador continúa con su labor de asistencia a pobres enfermos, incorpora a sus rentas los ingresos procedentes de redenciones de censos, y se mantiene ajena a los procesos de desamortización en los que se vieron inmersos otro tipo de establecimientos de beneficencia gestionados por la Iglesia, dada su condición de fundación de obra pía particular.

  • Esta situación cambia radicalmente en 1855, por efecto de la promulgación de la Ley de 1 de mayo , conocida como ley de desamortización o ley Madoz, en la que se declaran en venta los “predios rústicos y urbanos, censos y foros” pertenecientes a cualquier tipo de “manos muertas”, entre las que se incluían las pertenecientes a obras pías.

  • Respecto a los bienes inmuebles, prescribe que se saquen a pública subasta, estando sus compradores obligados al pago en metálico, al contado o por plazos, mientras que los censos y foros debían ser redimidos en el plazo de seis meses, siguiendo unas condiciones muy precisas que se enumeraban en el art. 7 de la citada Ley.

  • La reacción de los patronos de la obra pía no se hizo esperar, dando inicio a cuantos trámites y procedimientos existían para evitar la afectación a esta Ley de los bienes adscritos al Hospital de San Salvador. Para ello se emplearon en la aplicación del art. 2 en el que se enumeraban una serie de bienes que quedaban exceptuados de la aplicación de la Ley, entre los que se citaban “los edificios que ocupan hoy los establecimientos de beneficencia e instrucción”.

  • Por Real Orden de 20 de enero de 1861 la Junta Superior de Ventas de Bienes Nacionales declara exceptuados del proceso desamortizador los bienes adscritos a la obra pía Hospital de San Salvador, argumentando su condición de patronato familiar de la Casa del Infantado.

  • Asimismo, se declara la nulidad e ineficacia de las redenciones de censos practicadas sin expreso deseo de los contratantes, lo que daría lugar a la devolución a los interesados de las sumas satisfechas en estos procesos.

  • La segunda disposición que supone una transformación radical en la institución es el Real Decreto e Instrucción de 14 de marzo de 1899 , que determina el régimen jurídico aplicable a las fundaciones de la beneficencia particular.

  • Esta norma instituyen dos figuras jurídicas: el patronazgo, representante legal de la fundación al que corresponde el ejercicio de todos los derechos y deberes establecidos por el fundador, y el protectorado, correspondiente a la función de inspección y tutela que ejerce el Gobierno, vigilando los actos de los patronos, cumpliendo e interpretando la voluntad del fundador y supliéndola si fuera necesario.

  • El ejercicio de las funciones de protectorado corresponde al Ministro de la Gobernación, quien lo desempeñaba por si mismo o a través de la dirección general de la administración competente y de los gobernadores de la provincia.

  • Además el Estado establece una serie de figuras auxiliares del protectorado, creando una red de inspección y control de la beneficencia a nivel territorial, por medio de las Juntas Provinciales y Municipales, los Administradores provinciales y municipales y los Abogados de Beneficencia.

  • Para garantizar estas funciones, los patronos de las fundaciones estaban obligados a la presentación a sus representantes de los documentos que justifiquen la fundación de la obra, la relación de bienes y valores adscritos a la misma, la remisión de los presupuestos y la rendición anual de cuentas.

  • Además de las cuestiones jurídicas, el art. 8 del citado Real Decreto establece que los bienes que constituían el capital permanente de las fundaciones debían convertirse, si por efecto de las leyes desamortizadoras anteriores no había sido así, en inscripciones intransferibles de la deuda perpetua al 4%.

  • Esta medida, conversión obligatoria del patrimonio de la fundación en títulos de Deuda Pública, provoca la erosión de un gran número de fundaciones particulares, dada la tardanza por parte del Estado en el pago de los intereses, la inflación y la continua devaluación de la moneda.

PORTILLO, CRISTOBAL

  • Persona
  • 1920-1997

Cristóbal Portillo Robles nace en Cehegín (Murcía) en 1897 y muere en Madrid en 1957.

Cursa estudios en Granada y desde muy joven descubrió su pasión y vocación profesional por la fotografía. En 1915, con tan sólo 18 años, decide marcharse a París para estudiar la profesión, lugar en el que es testigo de los bombardeos de la ciudad durante la Primera Guerra Mundial.

Dos años más tarde regresa a España convertido en retratista. Durante la prestación del servicio militar en Larache ejerce como retratista de los mandos y oficiales, hasta que en 1920 se convocan unas oposiciones para fotógrafo de la aviación siendo destinado a la Escuela de Pilotos de Getafe.

Acompañado de su cámara fotográfica viajó a Francia, Inglaterra, Alemania e Italia, lugares que reflejó en buena parte de su obra.

Casado con Purificación Espadas Padial, tuvo 5 hijas, las cuales se hicieron cargo a la muerte de su padre del estudio fotográfico.

Funda su primer estudio en 1931 en la galería del último piso de un inmueble situado en la la C/Concepción Jerónima nº 3 de Madrid, pero poco después se instala en la Plaza del Ángel, nº 16/17, donde monta uno de los estudios más acreditados de Madrid, en el que llegaron a trabajar hasta 18 personas.

En el ámbito profesional desarrolla una doble labor fotográfica:

• Por un lado dirige su estudio como fotógrafo independiente, viviendo de los encargos que le hacían las empresas y particulares.

• Por otro lado desarrolla su faceta de redactor gráfico en periódicos y revistas de época como: Hoja del Lunes, ABC, “Mundo Hispánico”, “Luna y Sol”

Cristóbal Portillo fallece el 9 de febrero de 1957, tras una enfermedad que sólo consiguió separarle de su actividad profesional en sus últimos momentos. Sus familiares se hacen cargo del Estudio fotográfico: entre ellos su hermano Lorenzo Portillo (1895-1964), que firma sus trabajos bajo el pseudónimo “Reflejos” y las hijas de Cristóbal, que continúan al frente de la labor profesional del prestigioso Estudio hasta 1997.

Señalar que a pesar de la amplia difusión que tuvieron los trabajos de la Casa Portillo, no existen, hasta la fecha, estudios críticos sobre el conjunto de su labor, siendo muy escasas las referencias sobre la misma incluidas en la literatura científica sobre historia de la fotografía.

SANTOS YUBERO, MARTÍN

  • Persona
  • Madrid 1903 - 1994

Martín Santos Yubero nació en Vallecas (Madrid) en 1903, el 11 de agosto según su DNI, en una casita cerca del depósito de máquinas de la Compañía de Ferrocarril M.Z.A (Madrid-Zaragoza-Alicante), de la que su padre era maquinista.

A los 7 años, tras el abandono del hogar por parte de su padre, se trasladó a Lavapiés con su madre, que encontró trabajo allí en una casa de comidas muy conocida: “Casa Lastra”, en la calle del Olivar. Se instalaron madre e hijo en un modesto apartamento en el mismo edificio. Ya no saldría nunca de Lavapiés ya que, cuando se casó y se mudó a otra casa, en la que viviría hasta su muerte, ésta estaba también en Lavapiés, en la calle de la Cabeza.

Consigue su primer empleo, con 12 años, fue como dependiente en una guantería y su segundo empleo, como dependiente en la casa Loewe, en la calle Gran Vía.

Desde muy joven se interesa por el mundo de los toros y del espectáculo, aficiones que le acompañaron a lo largo de toda su vida y que marcaron su trayectoria profesional.

A los 17 años se compró su primera cámara, una Kodak de cajón, por veinte duros, que apenas sabía manejar y con la que empezó a hacer fotos como aficionado. Se dedicaba a retratar a las jóvenes que participaban en concursos de belleza y las distribuía a revistas y periódicos. Así ganó su primer dinero con la fotografía. Al tiempo, “se colaba” en los estudios de los grandes fotógrafos como Alfonso, haciéndose amigo de los aprendices que trabajaban allí para acercarse a ellos. Conoció también entonces a Alfonsito, hijo de Alfonso.

Sus comienzos en el mundo de la prensa gráfica se pueden considerar como encuentros casuales. En la casa de comidas donde trabajaba su madre se reunía parte de la redacción del periódico El Imparcial, entre los cuales surge una tarde el problema de no poder cubrir una corrida en la plaza de toros de Tetuán de las Victorias. Ante ello el responsable de la información taurina del periódico le reta a escribir la crónica del festejo. Tras este episodio, Santos Yubero desempeña entre 1920 y 1923 la misión de reportero taurino de la Plaza de Toros de Tetuán de las Victorias.

En 1927 recibe el carnet profesional de reportero gráfico. Sus primeros reportajes, le sirvieron para que Delgado Barreto, entonces director de La Nación, le llamase en 1927 para formar parte de la redacción, tras observar la forma en que trabajaba durante una corrida de toros. En este caso se trata de las primeras imágenes que Santos Yubero publicó en la prensa, bajo la firma “Foto Santos Yubero”, que adoptaría el fotógrafo en todos sus trabajos posteriores.

En su época de La Nación inició una incesante actividad profesional aprovechando para aprender todo lo que podía de los grandes fotógrafos del momento, entre los que admiraba, sobre todo a Alfonso padre y Campúa padre. De ellos manifestaba que aprendió que un reportero gráfico debe estar en todas partes, servir para todo, hacer fotografías de todo, no sólo taurinas, que era lo que él había hecho hasta el momento. Se definía como autodidacta y periodista intuitivo por excelencia: eso es lo que fue.

Tras su matrimonio se traslada a la calle de la Cabeza, montando en su propia casa la redacción, archivo y despacho.

En 1931, con la proclamación de la República, se abrieron las puertas de un nuevo tiempo. Fueron los años en que rompió su relación laboral con La Nación, empezando a competir como freelance con los grandes reporteros madrileños de su generación.

De esta forma colabora en medios de distinta tendencia ideológica, desde Ahora, hasta ABC, Estampa, La Tierra, Ya o el diario Luz, que entonces dirigía Corpus Barga. En 1933, se unió al recién creado Diario de Madrid. En aquel mismo año comenzó a combinar el uso de su cámara de gran formato, con una Contax de 35 mm, propiedad del periódico.

En 1935, Vicente Gállego le llamó para hacerse cargo del servicio gráfico del diario Ya. Cuando se inició la Guerra Civil, se produce la incautación de la rotativa y de las cámaras, por lo que volvió como freelance y con sus viejas cámaras de placas, con las que trabajó durante los años de la contienda, en sociedad con los hermanos Benítez Casaux. Con ellos creó una agencia gráfica que enviaba sus fotografías a La Voz, La Libertad, Crónica y al diario ABC republicano.

Concluida la Guerra Civil, volvió a su antiguo trabajo en el diario Ya, en el que dirigió un magnífico equipo de profesionales, integrado entre otros por Gabriel Carvajal, Luis Milla, Lucio Soriano, Ignacio Teresa y Sanz Bermejo, que cubrieron todos los hechos importantes de aquellos años: escenas callejeras, inauguraciones, y reportajes deportivos, teatrales y taurinos.

Publicó varios libros monográficos sobre Manolete, el primero en Madrid en 1944 “Manolete en tres Ferias ( Valencia, San Sebastian y Bilbao )” y en 1947 “Manolete, El Artista y El Hombre” con dibujos de Antonio Casero.

Durante su vida fue objeto de diversos premios, distinciones y condecoraciones: medalla de oro de la Semana Santa madrileña; medalla de oro de Estampas de Pascua; medalla de Plata del Trabajo; Premio Nacional de Teatro 1972; órdenes literarias de “Valle Inclán”, “Gómez de la Serna”, “Arco de Cuchilleros”, etc.

Fue miembro de la Junta directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid entre los años 1965 a 1973. También fue vocal del Consejo Nacional de Prensa durante 5 años y secretario de actos de la Unión de Informadores Gráficos durante los 10 años de existencia de esta institución.

En 1974 finaliza su actividad laboral y se jubila.

Falleció en Madrid en 1994 a los 91 años.

MULLER, NICOLÁS

  • Persona
  • Orosháza, Imperio austrohúngaro, 1913 - Llanes, España, 2000
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